SOBRE MI

Victoria Díaz Coaching
copyright oana szekely photography

Todo empezó en diciembre de 2011. Mi bebé de dos meses tenía un brote de dermatitis atópica. Su pediatra sospechó que podría ser una alergia a la proteína de la leche de vaca. Yo le amamantaba y consumía muchos lácteos. Siempre he sido fan de los yogures y el queso. Además, mi marido había sido alérgico a la leche de pequeño. Retiré los lácteos de mi dieta y la dermatitis mejoró muchísimo.

Cuando tenia ocho meses un análisis de sangre lo confirmó y cuando introdujimos el huevo le dió una fuerte reacción alérgica. También era alérgico a los frutos secos y a algunas frutas, como el kiwi y el melocotón.

Los primeros dos años no fueron muy complicados, los bebes no tienen vida social sin sus padres y en su guardería le proporcionaban un menu adaptado a sus alergias. El médico nos había dicho que la mayoría de las alergias desaparecían entre los dos y los cinco años.

En 2014 cuando él tenía casi tres años, hubo un punto de inflexión. Mi marido recibió una oferta de trabajo interesante en Bucarest (Rumanía). Pedí una excedencia y “nos liamos la manta a la cabeza”. Nos lanzamos a la aventura de vivir en el extranjero. Tenía ademas, una bebé de seis meses. Gracias a la excedencia por cuidado de hijos podia hacer un paréntesis en mi carrera y sumergirme en la crianza como yo quería hacerla.

Cuando empezó a ir al colegio, con tres años, el menu no se adaptaba a ninguna circunstancia especial de sus alumnos pero estaba permitido llevar comida de casa. He comprobado que ese patrón se repite en colegios de otros países Europeos. Esto me obligó a cocinar a diario y ponerle la comida en un termo.

Investigando recetas sin huevo ni lácteos me hice fiel seguidora de varios blogueros veganos. Para mi hijo, cualquier receta dulce tenía que ser vegana. Ello me hizo profundizar mucho en el veganismo, en la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente. Yo acabé dejando la carne y el pescado, aunque consumo huevos con frecuencia y en ocasiones también queso porque me hace la vida más fácil, sobre todo cuando voy a España, donde no suele haber muchas opciones vegetarianas (a veces no hay ninguna) en los restaurantes de comida típica española.

Sin embargo mis hijos comen de todo. En casa priorizo la legumbre y la verdura porque en el colegio siempre toman proteína animal. Ellos entienden mis motivos para no comer animales, y comparten mi preocupación medioambiental pero no quiero complicarle la vida a mi hijo aún más, y además, creo que esas decisiones éticas deben tomarlas cuando sean mayores.

También me hice “experta” en etiquetado, por pura necesidad. Tenia que leer todo lo que compraba, lo que me proporcionó una vision panorámica sobre lo que realmente nos estamos llevando a la boca cuando comemos alimentos envasados.

Para evitar descuidos y contaminación cruzada, nunca he comprado alimentos procesados que contengan huevos o lácteos. Ello ha “limpiado” mi despensa de forma automática de muchos alimentos ultra procesados porque sencillamente hace años no había demasiadas opciones. Y ahora las hay, pero no cumplen con los “estándares de calidad” que yo exijo para mí y los míos.

Es decir, para que yo compre algo procesado tiene que cumplir estos requisitos:

  • Si lleva harina, que sea integral y preferiblemente sin gluten
  • Que no lleve azúcar o el contenido sea mínimo
  • Si contiene grasas, que sean saludables (que no lleve aceite de girasol, palma, margarina..)

Por esa razón, mis hijos han crecido con pocos alimentos dulces. No quiero dar la impresión de que ellos comen perfectamente y que todos los platos de vegetales que hay en este blog son de su agrado. Nada mas lejos de la realidad, pero el azúcar no es algo que esté muy presente en su alimentación.

Lógicamente hay excepciones. A veces toman galletas Oreo, chuches e incluso napolitanas veganas que venden en una pastelería cercana a casa.

Con este blog sólo pretendo ofrecer alternativas a las recetas tradicionales para todos aquellos a los que pueda ser de utilidad: alérgicos, intolerantes a la lactosa o simplemente personas que desean llevar una alimentación basada en las plantas, porque la mayoría de las recetas son veganas.

Ya te he contado mucho y muy personal sobre mi, pero si te estas preguntando cual es mi profesión, te cuento que soy Licenciada en Administración de empresas por la Universidad complutense de Madrid y Máster en Negocio Digital por ISDI. He trabajado en banca durante veinte años, hasta 2014.

Fui prorrogando mi excedencia con el banco hasta finales de 2019 en que llegamos a un acuerdo y rescindimos el contrato. Viviendo en Frankfurt podría haber encontrado trabajo en banca, siendo ésta ciudad la capital financiera de Europa, pero mis objetivos habían cambiado y no quería volver a trabajar a tiempo completo.

Entre 2020 y 2021 estudié nutrición integrativa en el Institute for Integrative Nutrition de Nueva York. Me certifiqué como coach de salud integrativa. Lo de integrativo hace referencia al enfoque global del cuidado de la salud desde diferentes ángulos: la alimentación, la gestión emocional, el deporte, el descanso, por citar algunos. Esos son los ejes de mi trabajo como coach.

Si quieres saber mejor a qué me dedico, puedes verlo en https://www.victoriadiazcoaching.com . Después he estudiado Programación Neurolinguística (PNL) para reforzar mis habilidades en el coaching y un programa de gestión del estrés basado en el Mindfulness (MBSR). En la actualidad estoy estudiando para graduarme como Técnico superior en dietética.

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